Fue negligencia
03 de mayo de 2021
En este día se celebra la Santa Cruz y al gremio de la Construcción. Desgraciadamente, en este día, paradójicamente, se suscitó un hecho lamentable. El vencimiento de una de las ballenas que soportaba las vías del metro en su línea 12, sorprendió a propios y extraños. Más a los extraños, puesto que la mayoría sabíamos que era cuestión de tiempo para que una desgracia de esta magnitud cayera por su propio peso.
Lamentable, extremadamente lamentable, mi más sentido pésame a todas las víctimas de esta catástrofe. Me gustaría encontrar refugio en la frase que me permitiera decir que fue un accidente, un desastre natural, algo que no se podía prever.
Lamentable, mucho más lamentable, que este incidente de pie a las más perversas intensiones de extender una cortina de humo, una caja china, a toda la porquería que sucede en este momento.
Imperdonable que quien ostenta el poder en México descalifique las protestas y reclamos legítimos de quienes padecemos a diario esta constante: C O R R U P C I Ó N. Imperdonable que ese ser perverso y despreciable llame a no colgarse de la catástrofe, a no traer politiquerías, a no utilizar esta calamidad como botín político.
Rabia. Impotencia. Frustración.
De origen, el proyecto de la línea 12 del metro en la Ciudad de México acarreó, más que a los usuarios, una serie de irresponsabilidades, emanadas del acto más peligroso que un ser humano pueda ejercer, de un acto desdeñable llamado: CORRUPCIÓN.
Amiguismo, nepotismo, valemadrismo, vandalismo, egocentrismo puro. Seguramente me hacen falta más adjetivos para calificar el desarrollo de esta obra.
Licitaciones hechas a modo, justificaciones sacadas de la manga, asignaciones a empresitas improvisadas, robo de propiedad intelectual, dádivas a los servidores públicos, ética prácticamente inexistente y cómplice de todos los actos de corrupción.
El silencio que se guarda sobre la responsabilidad de quien ejecutó el tramo en cuestión, ensordece los reclamos y esgrime un remate certero a las víctimas-usuarias del sistema de transporte.
La obra se ejecuta en las peores condiciones y se entrega con un sin fin de defectos. Las autoridades no hacen los reclamos correspondientes, no se vaya a enojar el tío libanés de México. Mantenimiento inexistente, nulo. Reportes que nadie ve, nadie entiende o no quiere entender o simplemente se desdeñan. Acciones correctivas nulas. Ante la constante denuncia ciudadana, oídos sordos de las autoridades.
Renuncias que no llegan, autoridades que no se coordinan, políticos a quienes les viene el asunto como anillo al dedo.
Resultado
Veintitantos muertos, muchos heridos, algunos mutilados, varios afectados física y sicológicamente.
Los dueños del circo pretenden hacernos creer que es un atentado, que fue un accidente, que fue culpa del neoliberalismo, que las pasadas administraciones; mierda por aquí, mierda por allá.
¡Pues no! No se llama accidente, se llama corrupción. No se llama atentado, se llama negligencia.
No fueron las administraciones pasadas, no fueron los fantasmas del pasado.
¡¡¡SON LOS NEGLIGENTES DE SIEMPRE!!!