Relámpagos que se muestran en el horizonte y truenos manifiestos que provocan sobresaltos.
Finalmente, agua que brota como manantial y que moja todo a su paso. Agua que se pierde por el camino y que el calor absorbe, dejando un humor como evidencia de su presencia.
Después de tantos años de repelar, hoy por hoy, me gusta ver llover. Tan sólo porque me recuerda lo mucho que me gusta hacerte llover.
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