Está cerrada con un sólo candado, basta con un pesado candado de acero para clausurar lo que hay al otro lado de tan misteriosa puerta.
En otra época era una tienda de raya el mundillo que se escondía tras la dichosa placa de madera, hoy día es sólo un misterio que los herederos, de lo que otrora fuera una Hacienda, guardan celosamente.
No se requiere de tres candados para clausurar historias eternas que no continúan en este plano material; un simple gesto de inmadurez hace las veces de borrador y autocorrector...
Al menos es lo que inspira la puerta de la Tienda de Raya en Tepepan, a unos cuantos minutos de las afamadas trajinaras de Xochimilco. Hoy día escenario de filmes e historias del corazón que se transmiten por canales televisivos.
En un intento de obtener la libertad, el fotógrafo captura en un instante esta pequeña historia que comparte con usted, amable lector. Liberación de historias de inmadurez, o la búsqueda del crecimiento desde adentro. Poner las cosas en perspectiva tras un lapso de tiempo ayuda a sintetizar y descubrirse a uno mismo.
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