20061123

Me haces falta

Tengo 3 meses de estar viviendo en el D.F. y la verdad no termino de adaptarme: la gente corre por pendejadas y se espanta por otras tantas; se estresan hasta de un pobre perro que ladra; se dan golpes de pecho pero eso sí, sin dejar de mentarle la madre al de al lado; todos son almas caritativas, pero nunca dejan de pensar cómo chingarte.

La vida en Playa del Carmen puede ser que tenga muchos excesos y cosas totalmente repudiadas ante los puritanos ojos de los capitalinos, pero al menos todo es más honesto; el compañerismo se convierte en hermandad y todos terminamos viendo por todos y no chingandonos uno al otro.

Veo la gente caminar y es un paso acelerado, lleno de preocupación, de notorias gastritis y úlceras estomacales.

Los ojos se me llenan de lágrimas entre el ollín y la mierda que se respira todos los días.

La nariz me revienta y deforma mi hablar, pues tanta contaminación no da espacio al oxígeno que necesito para sentirme vivo.

Los oídos no dejan de zumbarme y me atosigan en la madrugada con un estruendoso "tinitus"

La piel comienza a ajarse, aunque tome más de 2 litros de agua al día la tengo reseca, peor que un cocodrilo.

Parece que saludar es un pecado y es un reverendo pendejo el que da el paso a los peatones.

Pero lo que más me crispa, enerva y deprime es que mi princesa, la mujer que amo y me corresponde se encuentre físicamente tan lejos de mi.

Me haces falta en toda esta agonía, no te la deseo por nada del mundo, pero a tu lado es la única forma en que podría soportarla.

Me haces falta cuando me invade la locura, pues a cada día me doy tumbos y me pierdo más y más.

Me haces falta para sonreir genuinamente, para no escudarme del qué dirán de esa bola de estúpidos.

Me haces falta para no mezclarme entre tanta mediocridad, para reubicarme en lo que soy.

Me haces falta para compartirte las ilusiones que tengo, los planes que maquina mi cabeza sin cesar; los cuales sé que evocarías y darías freno y coordura.

Me haces falta cuando estalla mi cabeza con los mil y un pensamientos que me llegan a la vez cuando intento cerrar los ojos.

Me haces falta tú y tus abrazos que me reconfortan al instante.

Me haces falta con tu desorden tan peculiar, que he optado por dejar la cartera en una parte, las llaves en otro y botar el celular en no sé donde; todo para que al día siguiente no sepa donde dejé las cosas y así acordarme de esa lindura tuya.

Me haces falta con tus labios tan sabios, carnosos y amorosos.

Me haces falta con ese deseo insaciable que tienes de mi y que tengo de ti.

Me haces falta con esos ojos de mirar profundo donde todos los días navegaba y encontraba la esperanza tan grande que tienes en mi.

Me haces falta, me haces falta, me haces falta...

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